Los consejos de un limpiabotas

Echemos la vista atrás 80 años. Corría el año 1929 cuando el abuelo de John Fitzgerald Kennedy, un acaudalado bróker de la época, estaba sentado en una calle de Nueva York viendo como su limpiabotas habitual le sacaba brillo a sus zapatos. Mientras saca lustre al calzado, el humilde trabajador le da un consejo: le recomienda que invierta en un par de valores de la Bolsa que van a subir su cotización en los próximos días.

El señor Kennedy lo vio claro, el sistema financiero estaba a punto de sucumbir. Algo grave estaba ocurriendo. Un limpiabotas tenía que limpiar botas, no ser experto bursátil. Efectivamente, días más tarde, la Bolsa hizo Crack, originando la Gran Depresión, un periodo de declive económico del que Estados Unidos tardó casi dos décadas en salir.


La crisis actual tiene muchas similitudes. Se refleja en color en el espejo en blanco y negro de la de 1929. Hasta hace poco más de un año todos veíamos claro dónde teníamos que invertir si queríamos rentabilizar al máximo nuestros ahorros: en el ladrillo. Una apuesta segura. Sin riesgos. Si compras una casa por un valor de 10, a los dos meses vale 12. En España hubo meses en los que el precio de la vivienda se revalorizaba en valores cercanos al 10%. Pero no podía ser tan sencillo. En el fondo, todos teníamos la mosca detrás de la oreja intuyendo que algo no iba bien. Oíamos pero no escuchábamos a los analistas cuando empezaron a poner sobre la mesa “la burbuja inmobiliaria”.


Hoy, las cifras a la que nos enfrentamos ya nos han hecho abrir los ojos de golpe. Hemos despertado de forma brusca. El precio de la vivienda ha descendido en el primer trimestre de 2009 un 6,8% respecto al mismo periodo del año anterior. Hemos vuelto a los niveles de 2006 según los datos difundidos por el Ministerio de Vivienda a partir de los valores de tasación. Sólo en Ceuta y Melilla se han revalorizado un 1,5%. En contraposición, la mayor caída se ha producido en Castilla-La Mancha, (-11,2%); seguida de Madrid, (-9,2%) y Aragón, (-8,7%).


La bola de nieve dejó de hacerse más grande. Se ha estrellado de golpe con la realidad y ahora estamos sufriendo las consecuencias de un crecimiento desmedido basado en un sueño bonito pero tan irreal, como también fue que un limpiabotas fuera bróker de la noche a la mañana.

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