Me perro ha salido del armario


Un fracaso total y absoluto. Toda la fe que tenía depositada en mi Guga la he perdido de golpe. Su cita con Cris ha sido un desastre.
No voy a ser abuelo y por lo visto, tardaré en serlo. Mi perrillo ha pasado de ser Arturo Fernández a Boris Izaguirre. Le pusimos una novia en bandeja, pero pasó de ella... Quizá acusó la presión que le metimos. Demasiadas miradas puestas en un perro de sólo dos años. Pero, ¿la pasión tiene edad? Se ve que en los perros sí. O mejor dicho, en mi perro sí, Comenzaré por el principio. Tal y como había acordado, Cris vino a mi casa vestida de gala. Un kiki muy fashion en su flequillo bocetaba lo que todos creíamos que iba a ser una cita romántica. A favor de Guga hay que decir que la perrilla es un poco estirada, y a Guga no le gustan que vayan de guay.


Tenía todo preparado. Le alquilé en el videoclub Bolt, que según parece, es todo un fenómeno de masas entre los canes. No contento con eso, me rogó que le prestase la vajilla que me regalaron por mi boda para comer su pienso. Entiendo que su bol de plástico no ofrece mucho glamour, pero tampoco era para ponerse tan exigente. Como en el fondo soy un blando, accedí y, ademas, le lavé sus peluches para que no pensara que nuestra familia no es limpia.


Pero con este escenario tan ideal, Guga se vino abajo. Enseguida nos dimos cuenta de que el proyecto le venía grande. Su nueva novia estaba resabiada. Venía a lo que venía. A nada más. Sus ganas por quedarse embarazada contrastaron con las de Gustavo, que por lo visto, apostaba por ir más despacio, sin prisas, dejando que el tiempo se convierta en el director de la relación.

Tras olisquearse sus respectivos traseros con toda la dulzura del mundo, todo parecía que iba a ir sobre ruedas. Sin embargo, cuando Cris ya estaba dispuesta a desmelenarse (en su caso quitarse el kiki), Guga reaccionó y dio marcha atrás. Cada vez que ella se intentaba acercarse a buscar su cariño él daba un salto y retrocedía. Yo no daba crédito ¿Sería manso mi perrillo?


Pues no, manso no es. Ni tonto tampoco. Utilizó una estrategia con la que no contábamos ninguno de nosotros. Tras evitar un nuevo envite de Cris, se fue directo a por uno de sus peluches con el que se entregó a fondo. Nuestra invitada no se lo creía, estaba copulando con un muñeco comprado en el Alcampo. Por si fuera poco la ofensa, terminó el acto echándose una cabezadita.
En mitad de su siesta me llamó la dueña de Cris. “¿Qué tal va la cosa…?” Yo, con lo que presumí de Guga el día anterior sacando pecho y vendiéndole como el mejor método para la falta de apetito sexual me vi en la obligación de recular. Resignado la dije que mucho me temía que si Cris estaba embarazada no sería por culpa de Gustavo.


Acordamos que al día siguiente les daríamos otra oportunidad. A lo mejor la primera cita no funcionó porque no se conocían. O porque yo no dejaba de hacerles fotos con la digital… Pero la dueña de Cris se lo pensó mejor. Nos ha dado plantón. No apareció. Ni nos llamó para excusarse. Ella se lo pierde. Que analice por qué Guga prefiere un peluche a la pijita de Cris. Y si piensa que mi perrillo está desolado, pues no, sigue echándose la siesta.

3 comentarios:

  1. No me lo puedo creer...quiza a Guga le hagan falta un par de charlas con tio Mel y tito Antonio...todos hemos tenido que pasar por esto, mano de santo

    ResponderEliminar
  2. Jajajaja, muy bueno. No desistas Guga, aún hay posbilidades.

    ResponderEliminar
  3. Si quieres hecho una mano a Guga....tu sabes no.....ahuahuahuhua...Ed

    ResponderEliminar