"Usted no parece español"



Los mejores halagos son los que no te esperas. Que mi esposa me diga palabras bonitas es muy especial, pero entra dentro del guión de un matrimonio, o por lo menos del mío.También sería raro que mi familia o amigos no me hicieran saber las cualidades que más valoran de mí y que tiene tienen como recompensa todo su afecto. Sin embargo, de vez en cuando, sin esperarlo, te encuentras con alguna persona que te deja sin palabras, sin poder de reacción, es decir, en cuadro.


Hace cosa así de dos semanas, en la hora que tengo para reponer fuerzas en el trabajo, acudí a la sala destinada como comedor. Ahora en verano, suele estar casi siempre vacía. Pero ese día había cuatro personas, cuatro chicas. Dos de ellas estaban sentadas enfrente de mí. No sé a qué departamento pertenecen, pero debe ser uno muy “guay” porque iban muy bien vestidas. A su lado, en una mesa un poco apartada, había otras dos mujeres con rasgos sudamericanos ataviadas con un uniforme azul cielo que las señalaba como del servicio de limpieza.


Hasta aquí todo normal. Las dos “guays” terminaron de comer y se fueron. Yo, en cuanto di buena cuenta del contenido de mi tupperware, fui a la máquina de café para servirme un cappuccino con sabor a rayos y con doble de azúcar (35 céntimos). Como aún estaban las dos chicas de la limpieza las pregunté con toda mi buena fe si las apetecía tomar algo. Tras darme las gracias me contestaron que no, pero al instante, y con cierta timidez, me preguntaron de dónde era. Con mi habitual sentido del humor, tan fino que normalmente sólo lo pillo yo, les dije que por mi aspecto físico era evidente que no era del centro de África.


Por fin se decidieron a confesarme lo que estaban pensando. “Usted no parece español”. Las saqué de su error: “Pues soy de Madrid”. Pero me interrumpieron cuando iba a empezar a desarrollar un discurso más amplio en el que pensaba entrar más en detalles sobre mi árbol genealógico. Me explicaron que no parecía español porque era educado. Había sido el único que había saludado al entrar al comedor y el único que las había preguntado si querían tomar un café. No estaba mal argumentado porque me di cuenta de que las dos chicas guays habían abandonado la sala sin despedirse.


Su frase me hizo reflexionar. ¿Y si llevan razón? Ahora resulta que si te dicen que no pareces español es uno de los mejores piropos que te pueden decir. Sin embargo, si te lo llaman, échate a temblar. Te están calificando como maleducado, grosero y clasista. Pues nada, la solución es bien fácil. Empecemos a dar los buenos días, las buenas tardes, las buenas noches y las buenas madrugadas si fuese necesario. Dejemos salir antes de entrar. No tengamos miedo a dar las gracias. Tampoco pasa nada porque los demás nos vean sonreír de vez en cuando. Que la crisis económica no se convierte en una crisis de valores. Por cierto, espero que las dos chicas de la limpieza no se dediquen a piropear en la sede del PP.

5 comentarios:

  1. artículo correcto, incita a la reflexión, completamente de acuerdo con la reflexión final,pero Luismi caes en parte en el mismo pecado que criticas: los estereotipos baratos y las apariencias. Me parece que incidir en que las chicas iban vestidas muy guays, vamos que eran pijas es de un populismo trasnochado: siguiendo tu denuncia da igual que esas personas fueran pijas, administrativas o empleadas de limpieza de Cuenca, sino que se trata del comportamiento de los españoles hacía los extranjeros por su apariencia fisica, con independencia de su clase económica. Un dato sociologico contrastado: el mayor caladero de votos de los partidos de ultraderecha se situa en las clases "nativas" más desfavorecidas económicamente, y existe un mayor rechazo a los extranjeros por las clases bajas (que les perciben como competidores de trabajo y subvenciones) que de las clases medias y altas.
    Te parecerá imposible, pero conozco a esas mujeres bien vestidas: colaboran en una ONG, pasan sus veranos ayudando en Africa a los más desfavorecidos, donan parte de su sueldo a otras causas humanitarias y son excelentes personas .....puede ser? seguramente no, pero tu la has prejuzgado ... y solo centras tus criticas en las dos chicas que iban bien vestidas .... y las otras dos chicas que citas (mencionas que eran 4 chicas) son menos culpables???
    DANI

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  2. Estimado lector.

    Me limito a expresar la opinión de las dos mujeres de la limpieza. Quizá por su condición de extranjeras tengan una percepción más real de cómo las conciben. Estoy de acuerdo en que es sólo un ejemplo y que no hay que generalizar, pero lo cuento una anécdota como algo que cada vez es menos anécdota y sí más común. Gracias por leerme y comentarme. Ya le invitaré a algo.

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  3. Con lo de invitarme a algo me has convencido: soy un crítico facilón...ja,ja,ja...probablemente me sentía celoso porque a la brigada de limpieza le habías ofrecido café y a mi nada!!! Con sentido constructivo y estando de acuerdo con tus comentarios solo difiero en que lamentablemente es un comportamiento que no entiende de clases sociales, raza o religión. Probablemente si esas dos señoras de la limpeza ocuparan el puesto de las dos guays y vieran a dos mujeres, fueran compatriotas o no, del servicio de limpieza, actuarían igual. El comportamiento de las dos guays con las del mono azul habría sido el mismo si estas hubieran sido españolas o rubias de ojos azules.POR ESO NO PUEDO ESTAR MAS DE ACUERDO CON EL ULTIMO TEXTO: DEBEMOS SER MAS HUMANOS (quedo pendiente de esa invitación)

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  4. Interesantes líneas para un viernes por la tarde de lo más tedioso en la vuelta al trabajo. Sólo decir que espero que el autor me explique más extensamente en qué consiste su nuevo trabajo. Yo, educadamente, tal vez incluso le invite a un par de cervezas bien fresquitas, que todavía apetece. Un abrazo.

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  5. Luismi,
    me parece que viajando nos damos cuenta que en otras partes del mundo son mas educados. En Europa se dan los buenos dias, las gracias y el por favor con mucha mas frecuencia. Yo personalmente hago esfuerzos tremendos para, en reuniones con personas de distintos paises, no interrumpir a nadie cuando habla, que es una costumbre muy española y que adquirí desde pequeño. A este ejemplo y los que tu pones se le podrían añadir muchos otros desde lavarse las manos despues de ir al baño, muchisimos españoles no lo hacen, hasta hablar a gritos en las cafeterias y restaurantes... Pero vamos que nos falta educación fuera de las fronteras es evidente...
    muy buen post Luismi!
    hace exactamente 20 años que no nos vemos! me alegro de leerte por aqui! ;-)

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