Soy un vecino rancio


Me autodefino con orgullo de ser un vecino rancio. Si puedo, evito contacto con la gente de mi urbanización. Con todos ellos. Sin excepciones. Y no digo yo no que no paguen con puntualidad la cuota de comunidad, o que no vayan a misa, o que no sean buenos tipos muy amigos de sus amigos. Lo reconozco, el problema soy yo.

Para un vecino solitario como yo, la peor noticia que te puedes encontrar es la notificación que te meten en el buzón avisando de una nueva reunión de la comunidad. Aunque son dos al año, uno tiene la sensación de que son más. Muchísimas más. Nada más comprarme el piso en el que vivo cometí un error imperdonable, ya que decidí asistir a una de ellas. Admito que más que picarme la curiosidad, fui porque se nombraban los nuevos cargos de la Comunidad. Y como no me fio ni un pelo, preferí evitar la novatada de que me eligieran por unanimidad como presidente.
reunion de vecinos
Mis reuniones de comunidad se celebran en el garaje. Entre coches y motos se toman decisiones vitales para la convivencia. Lo primero que saqué en claro es que lo realmente importante no es lo que dices, sino el tono con el que lo dices. Pues sí, un vecino se quejó con la misma voz y tono de Andrés Iniesta de que había personas que estaban rompiendo el mobiliario de la urbanización jugando al fútbol.  El respetable respondió con silencio. Pero otro vecino se ganó de calle a los asistentes cuando se quejó con el mismo tono de voz que Iñaki Gabilondo de la ausencia de la pegatina con la fecha de la revisión del ascensor. En fin…

La suerte de no saber qué es un ERE


Lo admito, hace cinco años no tenía ni idea de qué significaba las siglas ERE. Bendita y añorada  ignorancia... Sin embargo, ahora sé muy bien lo que es ya que los he vivido como trabajador, como familiar, como amigo y también como representante de los trabajadores. 

Viñeta de qué es un ERE
http://pasaramejorvida.blogspot.com.es/2009/04/sobrevivir-un-ere.html
Para qué engañarnos, si estás leyendo este post no es buena señal. Lo normal es que hayas accedido a través de alguna búsqueda en  Google. Y seguramente motivado porque estás viviendo y sintiendo en primera persona lo que es un ERE.

Todos sabemos más o menos lo que es un Expediente de Regulación de Empleo. Aunque mi intención no es definirlo como jurista, sino como persona. No soy nadie para dar consejos, aunque sí que me gustaría advertir sobre lo que se crea alrededor de las negociaciones entre los trabajadores y la empresa:

Rivalidad. Es muy duro saber que tu puesto de trabajo te lo vas a jugar con el compañero que tienes al lado. Sí, el mismo con el que te tomas el café todas las mañanas mientras te metes con tu jefe o con el que vas a jugar al pádel los sábados por la mañana. Un consejo, seguid metiéndoos con vuestro jefe y no dejéis de jugar al pádel.
Amistad. En las situaciones laborales más duras descubres qué compañeros se han convertido en amigos y cuáles no. Te sentirás respaldado por más compañeros de los que piensas, aunque también te llevarás alguna que otra decepción. La clave es apoyarse en quienes te apoyan.
Teatro. ¿Te imaginas que la empresa y el Comité de Empresa llegara a un acuerdo el primer día de la negociación? Por mi experiencia creo que sería posible reducir los tiempos, aunque la fase de regateo entre cuántos se van y cuántos se salvan no deja de ser una especia de obra de teatro en donde las personas que se sientan en la mesa de negociación se convierten en actores que interpretan lo mejor que pueden su papel. Es lo que se llama "liturgia de la negociación".
Angustias. El miedo a perder tu puesto de trabajo es el miedo a no poder afrontar los gastos que tienes. Piensas en tus hijos, en la hipoteca, en tus padres y se te viene el mundo encima. Es normal, lo raro sería no pensarlo.
Rumores. Los pasillos hacen más daño que la realidad. El ambiente se llena de chascarrillos muy dolorosos sin fundamentos. Evítalos y no los hagas caso. Y en caso de duda, pregunta a tus representantes.
Verdades y mentiras. Normalmente un ERE no suele ser el capricho de la empresa. Es una consecuencia de mala situación económica. La crisis hace estragos y nadie quiere seguir perdiendo dinero. Aunque claro, el español es pícaro por naturaleza y para obtener beneficio suele exagerarlo todo, cayendo en mentiras difícilmente justificables y creíbles.
Hipocresía. El primer hipócrita en un ERE suele ser uno mismo cuando piensa que más pierde la empresa si te despiden. El típico “ojalá sea yo uno de los afectados” lo suelen decir los que más miedo tienen a ser uno de ellos. Yo también lo he pensado alguna vez, aunque cuando lo analizas con frialdad te das cuenta de que no es la mejor forma de afrontar el ERE.
- La familia. El entorno familiar no entiende de regulaciones. Siempre tienen la palabra de ánimo que necesitas en el momento en el que más necesaria es escucharla. Entienden cómo te sientes porque te conocen a la perfección. No te cierres y permite que te apoyen. Seguro que tú harías o has hecho lo mismo.
Lágrimas. Despedirte de tus compañeros es muy duro. Da igual si eres tú el que te vas o si es el que se sienta a tu lado. Toda la tensión que has vivido la expulsas con el primer abrazo de despedida. Incluso te sientes culpable pensando en que quizá él haya hecho más méritos para continuar que tú. No te castigues, tú no eres el culpable.

El fin del mundo es una payasada


El 21 de diciembre de 2012 estaba señalado como la fecha del fin del mundo según el calendario maya. Varios siglos resignados a nuestra fatal suerte que quedaron relegados a un segundo plano gracias a Fofito, el payaso de la tele.


¿Cómo están ustedes? Actualmente, la pregunta que nos hacían a coro los payasos de la tele tiene respuesta, por ejemplo, en los trending topics de Twitter. Las redes sociales marcan más que nunca la temperatura de las opiniones de la gente. En un día tan señalado como el 21 de diciembre de 2012, resulta que la mayor preocupación de los españoles no era disfrutar de nuestras últimas horas de vida. No. No lo fue. La mayor preocupación fue criticar una campaña publicitaria de Campofrío con el bueno de Fofito de protagonista.



Porque España es así. En vez de destacar una buena idea creativa desarrollada en un spot al más puro estilo de Luis García Berlanga, le damos la vuelta a la tortilla y luchamos contra la ingenua resignación de Fofito. ¿La moraleja? Los usuarios no quieren ser payasos. Quieren buscar la sonrisa de la gente dando soluciones eficientes y modernas. Quieren ser felices, pero no resignados.

El verdadero fin del mundo llegará el día en el que no nos emocionemos viendo lo mal que lo pasa el vecino que se ha quedado sin trabajo. O cuando veamos como normal una familia desahuciada de su casa porque no puede pagarla queriendo pagarla. O si apoyáramos que la educación y la sanidad no son un derecho de todos. 

El fin del mundo llegará cuando dejemos de sufrir por el que sufre. Y lo siento por los astrólogos mayas, pero aún veo muy lejano ese día

Más populares que Jesucristo



the beatles

"More Popular than Jesus" ("Somos más famosos que Jesucristo"). Esta frase que lanzó al aire John Lennon en 1966 como el que no quiere la cosa supuso un antes y un después en la carrera musical del conjunto de Liverpool. Los chicos se convirtieron en el blanco de las iras de una sociedad aún muy conservadora. Una sociedad aún muy lejana a aceptar la demoledora realidad de la analítica Web.


Pues sí. A falta de unos pocos días para que termine el mundo, Google Keyword Tool da la razón a Lennon. De hecho, se podría decir que incluso pecó de modesto porque, actualmente, la frase sería “Los Beatles son mucho más famosos que Jesucristo y John Lennon igual que él”.

Por muy duro que pueda parecer, los estribillos de letra fácil del cuarteto de Liverpool enganchan en la Red más que los versículos bíblicos. El número de usuarios que busca mensualmente a The Beatles en Internet (7.480.000) triplica al que busca a Jesucristo. (2.740.000). En este particular ránking de búsquedas, Jonh Lennon le iguala en el segundo puesto con el mismo número de búsquedas. Detrás de ellos quedan Paul McCnartney (1.830.000), George Harrison (673.000) y Ringo Starr (301.000).

Aún le queda mucho camino por recorrer a la Iglesia. Su discurso rancio, su iconografía desfasada y sus innumerables escándalos le alejan de la gente y de la nueva sociedad 2.0. No lo van a lograr por el hecho de que Benedicto XVI tenga cuenta de Twitter con cerca de medio millón de seguidores. Quizá debieran recurrir a las estrategias de comunicación de Rihana (27 millones de followers) o incluso a Bisbal (4.500.000 seguidores) para llegar a los internautas. Queda mucho para tener una Iglesia 2.0