Pensión y jubilación a los 67 años


15 de agosto de 2045: hoy es un día muy especial. Después de más de 40 años trabajando, me jubilo. Mañana es mi cumpleaños. Cumplo 67 años. Un buen momento para echar la vista atrás y ver todo el camino laboral recorrido. Comencé en papel cuando Internet no era más que una palabra, y termino en Internet ahora que el papel es sólo un recuerdo. Lejos queda ya la crisis de 2008,2009, 2010 y 2011. El presidente que teníamos por entonces, Zapatero, decidió ampliar la edad de jubilación para poder pagar las pensiones. Muy curioso, recibió muchas críticas, pero nadie después lo cambió. Cuántas veces me habré acordado de esa medida. Sobre todo en los dos últimos años. Con cada madrugón. Con cada día malo en el trabajo. Con cada dolor de cabeza por el estrés. Con casi todo. Han sido 730 días con la sensación de que ya era edad para descansar. Y, sobre todo, para disfrutar.

7 de febrero de 2010: hoy estoy imaginandome en mi blog cómo será mi último día de trabajo antes de jubilarme. Lo veo aún tan lejano que me cuesta meterme en el papel. Escribo unas líneas. Se nota que hace más de un mes que no lo hago. Aunque escribir sea como montar en bicicleta (nunca se olvida) sí que es fácil perder la forma. Por lo menos, no deja agujetas. Aunque aún me quedan 35 años para lamentar y criticar la posibilidad de jubilarse a los 67, voy a intentar ver el vaso medio lleno y voy a sacar dos conclusiones positivas:
1.- Ojalá pueda estar trabajando y tener un hueco en alguna empresa hasta esa fecha.
2.- He llegado vivo hasta los 67 años, que no las tengo todas conmigo con tanto trajín…

Mucha paciencia, llega la Navidad


Siempre me habían explicado que en la Navidad se celebraba el nacimiento de Jesús. El 25 de diciembre es la fecha elegida para recordar un día que cambia la vida de muchos de nosotros, sobre todo la de los niños, que lejos de empaparse del fervor religioso con el que se adornan estas fechas, sacan a relucir por primera y última vez en el año su mejor estilo literario para escribir una carta a los Reyes, en donde deben maquillar todos sus pecadillos anuales. Todos ellos saben que la verdadera identidad de Melchor, Gaspar y Bastasar hay que buscarla en el libro de familia, pero las apariencias hay que guardarlas, no vaya a ser que caiga carbón, sobre todo ahora, en época de crisis, una excusa ideal para reducir presupuesto.

Hasta hace unos años, para mí la Navidad empezaba el día del sorteo de Lotería. El 22 de diciembre un montón de chavales uniformados repartían suerte por toda España. Además, coincidía con el principio de mis vacaciones en el colegio. Ahora estoy desconcertado porque no sé cuándo comienza. Si hago caso a los anuncios de televisión repletos de juguetes, la fecha sería noviembre. Si miro las luces navideñas, pues casi en septiembre. A lo mejor es un tema muy particular, pero tengo la sensación de que cada vez empieza antes. En vez del nacimiento de Jesús se celebra los nueve meses de embarazo de su madre. Ahora, el espíritu navideño es un tema que te lo crea y moldea El Corte Inglés. Ya nada es lo que era. Y es una pena, porque por lo menos durante unos días, había un intento por ser mejor, por echar una mano al que tienes al lado, por levantarte de tu asiento si entraba una persona mayor en el autobús o en el metro. En definitiva, por ser como tienes que ser durante todo el año.

Hoy todo queda reducido al abrazo y deseo de felices fiestas y feliz año que das a todo el que te encuentras durante estos días. El especial de Raphael no nos lo quita nadie. Miliki volverá a sacar un disco recopilatorio con las mismas canciones que contenía el del año pasado. Ramón García andará deprimido con su capa viendo como Belén Esteban nos va a retransmitir las campanadas con su nueva nariz, pómulos y ojeras de diseño. El Rey nos volverá a hacer bostezar con un discurso plagado de demagogia y alejado de las necesidades sociales de los que tenemos que madrugar todos los días para pagar nuestras facturas. Los Papá Noeles trepadores invadirán de nuevo las fachadas de nuestras terrazas. La ropa interior roja nos acompañará en la última noche del año para que la suerte no nos falle en el 2010. Recibiremos SMS repetidos y obscenos el día 1 felicitándonos el año. Nos comprometeremos a dejar de fumar, adelgazar, estudiar inglés, apuntarnos al gimnasio… Pues nada, mucha paciencia. No queda otra. Felices prefiestas navideñas!!

Un gran ejemplo a seguir


Hace no mucho tiempo, en un país no muy lejano, había una serie de personas que estaban dispuestos a sacrificar todo lo que tenían por algo tan intangible, pero a la vez tan valioso, como son las ideas. Una serie de convicciones personales que aspiraban a conseguir un mundo mejor. Sueños y luchas con el objetivo de vivir en una sociedad más justa en donde los privilegios sólo fueran una palabra que para conocer su significado hubiera que mirar el diccionario y no a la calle.


Mi nueva entrada del blog va dedicada a una mujer que ha luchado, lucha y luchará por sus ideas. Valores que no son otros que los tuyos o los míos. Porque quién no cree en la solidaridad, o en el respeto como piedras angulares sobre la que se sustenta la convivencia de todos nosotros. Ella, cada día, ha ido poniendo su granito de arena. Hoy ya es una playa sobre la que pasea una nueva generación que no se acuerda, pero que tampoco olvida, lo que es vivir sin poder gritar la palabra libertad.


Hay ocasiones en la que escuchas historias que te dejan asombrado. Sin palabras ante la generosidad desinteresada de personajes anónimos que no buscan halagos, sino justicia social. Yo estoy orgulloso de conocer a la protagonista de una de esas historias. Tras las primeras elecciones municipales de Leganés, la concejala de Educación y Cultura se llevaba el trabajo “a casa”. Su domicilio estaba lleno de personas que la requerían, casi suplicaban, una ayuda ante los problemas que no les dejaban vivir por el día y dormir por las noches. En muchos casos, les era suficiente con ser escuchados y comprendidos. Desahogarse no les arreglaba sus problemas económicos, pero sí que les daba fuerzas para afrontarlos. Aún así, la concejala aún tenía tiempo para observar como el sueldo de los policías municipales era insuficiente. Hizo todo lo que tenía en sus manos… y en sus bolsillos: les donó el pequeño sueldo que le daban a final de mes en el Ayuntamiento. Entre todos los policías no tocaban a mucho. Pero tenían un motivo inmejorable para salir y hacer su trabajo lo mejor posible. Y, sobre todo, sabían que había una persona a la que no podían fallar y que haría todo lo posible para que su situación mejorase.


Casi lo de menos es dejar constancia del partido político en el que militaba. Pero para los que tengan curiosidad lo diré: es el PC, el Partido de Chon. Me gustaría darle las gracias por todo su esfuerzo. Yo vivo en la Avenida Reina Sofía, pero sería más justo que se llamara Avenida Chon Lago. También me gustaría devolverla un poco de esas fuerzas que nos entregó a todos para que las utilice con ella misma. Por cierto, su hijo Rafa es el mejor embajador y biógrafo que tiene. Pero seguro que eso no es ninguna sorpresa para Chon.

Las bragas de color carne

Seré contundente desde el principio de este post para que quede clara mi protesta. Prefiero que mi esposa me ponga un millón de veces como excusa que le duele la cabeza a verla una sola vez con ropa interior de color carne. No sé quién es el individuo o individua al que le debemos el honor de haber incorporado ese tono en las bragas de las mujeres, pero creo que sería bueno buscarle, encontrarle y pedirle explicaciones de por qué tanta saña con el género masculino. No lo sé. Pero tiene que ser alguien que no tenga el menor interés por el erotismo femenino. Parece una broma macabra ideada por Jorge Javier Vázquez, Octavio Acebes o Boris Izaguirre. Pero no, es una realidad a la que nos enfrentamos todos los días... y todas las noches.

La semana pasada hice una pequeña encuesta entre las mujeres de mi familia. Todas, repito, todas, reconocían tener alguna braguita carne. La que menos tenía una. La que más, ante las miradas inquisitoriales de los hombres, admitía “algunas”, sin admitir la cifra exacta. Hubo unanimidad entre el sector masculino. A nadie le gustaban. No entendíamos por qué nos castigaban así, de esa forma tan cruel, recurriendo a un simple trozo de tela.

El futuro ya no es negro, es de color carne. Y eso me preocupa. Me preocupa mucho. Qué tiene de malo el blanco, el negro, el malva, el rosa o cualquier otro tono. El que sea, menos el color carne. Quizá, los varones debamos incorporar a nuestro armario gallumbos con dibujos de fresitas, o con clips. O poner de moda el color amarillo pis en nuestra ropa interior. Lo que sea con tal de contrarrestar esta fiebre “carnívora” con la que nos castigan las mujeres. ¿Serviría de algo recoger firmas? No nos engañemos. No serviría de nada. Las mujeres han encontrado la forma de reducir a los hombres.

Y si feas son puestas, más feas son cuando las ves tendidas. Son milagrosas. Consiguen que los ateos se hagan creyentes radicales rezando para que no haya ningún vecino que las vea en el tendedero de la terraza. Eso sí, de la misma forma que detesto a los diseñadores, tengo que reconocer mi admiración por los fabricantes. No hay forma de acabar con ellas. Nunca se desgastan. Son de una calidad excelente. No sé cuál será el tejido, pero son infinitas las jodías.

Lo admito. Me he quedado sin excusas. No sé cómo justificarme ante el bajón que me da verlas. En el momento de la verdad, sólo me queda cerrar los ojos o hacerme el dormido.