42 millones por dos bicicletas


Robinho ya tiene un nuevo equipo en donde buscar la felicidad perdida. En la grandeza del Manchester City podrá luchar por conseguir el sueño de coronarse como el mejor jugador del mundo. Por muchas lágrimas que haya soltado por su cruel situación, al brasileño se le podrán regalar todos los calificativos del mundo menos el de pobrecito: gana 6 millones de euros limpios de polvo y paja.

Su traspaso dejó tocado a Ramón Calderón, que fue objetivo de las críticas en cuanto llegó la evasión de victorias. Desde el punto de vista económico la operación fue bastante buena. Conseguir 42 millones de euros en periodo de recesión no está nada mal. El jugador vivió estas tres temporadas del par de bicicletas y sombreritos que hizo el día de su debut ante el Cádiz. Muy poco más. Pero desde el punto de vista deportivo, su marcha no fue rentable...

Se fue Robinho y quedó su taquilla del vestuario libre. Nadie le sustituye. Se podrá hablar del poco tiempo que ha habido y todas esas cosas, pero el Madrid es suficientemente grande y tiene tantos recursos como para tener la capacidad de improvisar con eficacia. Lo intentaron con Villa, Cazorla, Joaquín y Capel. En todos los casos siguen en sus equipos. Ramón argumentó que el Madrid es un club señor y que no quiere entrar en polémicas con otras entidades. Además de que no se lo creía ni él, y si no que se lo pregunten al Manchester, ¿Será mejor cabrear a los socios si los resultados no llegan?

Ha quedado claro que la plantilla de los blancos es corta para tanta competición que tienen obligación de ganar. Mucho me temo que la sensación de ser un club sin capacidad de resultar atractivo para nuevos jugadores pasó factura a Ramón Calderón. Seguro que Florentino habrá aprendido la lección.

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